TECNOLOGÍA

Se completa la primera operación realizada por un robot entrenado con IA sin ayuda humana: esta fue la intervención

Un sistema quirúrgico desarrollado por la Universidad Johns Hopkins logró completar una operación sin intervención humana y adaptándose a condiciones cambiantes.

El robot quirúrgico Transformer-Hierarchy realizando una cirugía de vesícula biliar.
Juo-Tung Chen
Paula Fresneda
Comunicadora social y periodista con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Comentarista de diferentes disciplinas, amante de los deportes y enfocada en el deporte practicado por mujeres. Fanática del deporte olímpico y paralímpico.
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Por primera vez en la historia, un robot controlado por la inteligencia artificial logró ejecutar, por cuenta propia, una intervención quirúrgica completa sin la asistencia directa de ningún profesional de la salud.

Se trata del SRT-H, un sistema desarrollado por la Universidad Johns Hopkins, que fue capaz de realizar una colecistectomía, es decir, la extracción de la vesícula biliar, de forma autónoma y en tejido realista, marcando un antes y un después en la cirugía robótica y la medicina de precisión.

La operación no se ejecutó sobre un paciente humano, pero sí en un entorno anatómicamente realista, simulando condiciones complejas como hemorragia, alteraciones anatómicas y variaciones en el procedimiento, lo que permitió a los científicos comprobar si el robot podía adaptarse a situaciones clínicas reales.

Lo más destacado es que la máquina no solo respondió correctamente ante los estímulos imprevistos, sino que ejecutó todos los pasos de la operación sin errores, demostrando un nivel de autonomía sin precedentes.

El robot que entendió la cirugía

Lo que diferencia al SRT-H de otros sistemas es su capacidad de comprender procedimientos quirúrgicos completos y no solo seguir órdenes mecánicas. A diferencia de los robots asistidos como el Da Vinci, que dependen en tiempo real de las manos de un cirujano, este robot fue entrenado para interpretar comandos verbales y tomar decisiones de forma independiente a partir de modelos de lenguaje similares a los de plataformas como ChatGPT.

Su aprendizaje provino de cientos de grabaciones de intervenciones quirúrgicas que practicaron cirujanos de Johns Hopkins en cadáveres de cerdos y guías médicas, que procesó para construir una jerarquía de acciones ajustables al contexto.

Durante el ensayo, el equipo médico alteró deliberadamente algunas condiciones, como la posición inicial del tejido o la presencia de fluido simulando sangre, con el fin de retar al sistema. El robot no solo se adaptó al nuevo escenario, sino que corrigió su trayectoria, reposicionó instrumentos y finalizó la operación sin fallos. Esta capacidad de reaccionar ante lo inesperado es clave para imaginar un futuro en el que los robots puedan operar con seguridad incluso en entornos clínicos reales.

El procedimiento se dividió en 17 pasos esenciales, que iban desde la identificación de los conductos hasta el sellado con clips quirúrgicos y la posterior escisión del órgano. En todos los casos, el robot mantuvo una precisión milimétrica. Aunque fue más lento que un cirujano humano, su rendimiento fue estable, sin caídas de calidad ni errores críticos.

Los investigadores aseguran que el próximo objetivo es trasladar este avance a intervenciones más complejas y, eventualmente, iniciar pruebas clínicas en humanos. Por ahora, advierten que el SRT-H no reemplazará a los médicos, pero podría convertirse en una herramienta complementaria poderosa, especialmente en regiones con escasez de especialistas o durante emergencias en las que el tiempo es determinante.

Axel Krieger, ingeniero biomédico y uno de los responsables del proyecto, aseguró que este logro representa un cambio de paradigma: por primera vez se demuestra que una máquina no sólo puede ejecutar movimientos quirúrgicos, sino que puede entenderlos, adaptarse y planificarlos por sí misma.

“Este trabajo representa un gran avance con respecto a esfuerzos anteriores, ya que aborda algunas de las barreras fundamentales para la implementación de robots quirúrgicos autónomos en el mundo real”, afirmó el autor principal, Ji Woong Kim, exinvestigador postdoctoral en Johns Hopkins y actual miembro de la Universidad de Stanford. “Nuestro trabajo demuestra que los modelos de IA pueden ser lo suficientemente fiables para la autonomía quirúrgica, algo que antes parecía lejano, pero que ahora es demostrablemente viable”, aseveró.

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Pese al entusiasmo, el equipo reconoce que aún hay obstáculos por superar. El robot fue probado en un ambiente controlado, sin la complejidad total de un cuerpo humano vivo ni factores como la presión del sangrado activo o reacciones fisiológicas. Además, su velocidad de operación sigue siendo baja en comparación con la de un cirujano experimentado, lo que implica un trabajo adicional en optimización y seguridad.

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