Ella es Lorena Rodríguez, la primera colombiana que se sometió a la cirugía contra la depresión
Una joven de Boyacá vivía con depresión resistente desde la adolescencia. Tras años sin mejoría, se convirtió en la primera en recibir una cirugía cerebral que le devolvió la esperanza.


En el mundo hay cerca de 280 millones de personas diagnosticadas con depresión, un trastorno que en los últimos años ha tenido una gran relevancia y ha dejado de ser tabú en la sociedad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, esa cifra corresponde al 3,8 % de la población mundial.
Además, Colombia es uno de los países con mayor índice de diagnósticos de salud mental. Sólo en nuestro país hay 2.4 millones de personas que tienen conocimiento y diagnóstico de depresión, lo que representa el 4,7 % de la población. No obstante, el Ministerio de Salud dice que podría afectar a más ciudadanos.
El pasado 9 de abril, una joven oriunda de Garagoa, Boyacá, se convirtió en la primera colombiana en someterse a una cirugía cerebral contra la depresión. El procedimiento se realizó en el Hospital Internacional de Colombia (HIC) y sienta un precedente, sobretodo bajo el entendimiento de que el tratamiento más común para esta enfermedad es la terapia y los medicamentos.
Un cambio de vida: la historia de Lorena Rodríguez
Lorena Rodríguez convivió con una depresión profunda que alteró su vida diaria. Desde los 17 años probó decenas de tratamientos: psicoterapia, medicamentos, alternativas espirituales y hospitalizaciones. Sin embargo, nada logró estabilizar su salud mental.
La crisis se agudizó a finales de 2024, cuando, tras una fuerte recaída, perdió la capacidad de realizar actividades básicas. Fue en ese momento cuando su equipo médico propuso una alternativa hasta ahora inédita en el país: la estimulación cerebral profunda.
Este procedimiento consiste en implantar electrodos en zonas específicas del cerebro que están vinculadas a funciones como la motivación, la emoción y la ansiedad. Los electrodos, conectados a una pequeña batería ubicada en el pecho, emiten impulsos eléctricos programables que modulan la actividad neuronal de manera permanente.
Lo innovador del caso de Lorena fue que, en lugar de los dos electrodos que se colocan habitualmente, su cirugía implicó cuatro, dirigidos a seis estructuras distintas del cerebro.
La intervención duró aproximadamente seis horas y se realizó con la paciente despierta. A través de microelectrodos de prueba, que podrían ser una especie de “pararrayos” que permiten evaluar reacciones en tiempo real, los neurocirujanos midieron su respuesta antes de dejar instalados los definitivos.
Este avance representó un punto de quiebre para Lorena. “Quise arreglarme, maquillarme, cosa que había olvidado. Es como volver a nacer”, comentó emocionada. Además, la cirugía abre una puerta para otros pacientes con depresión resistente, accedan al procedimiento.
Según explicó el doctor William Ómar Contreras, jefe del grupo de neuromodulación del HIC, el procedimiento no cura la enfermedad, pero mejora considerablemente la calidad de vida de quienes no han respondido a nada más.
“La depresión no es falta de carácter, es un desequilibrio eléctrico y químico en el cerebro. Es como si las luces se apagaran en barrios clave de una ciudad, afectando la iniciativa, motivación y la felicidad”.
Dr. William Contreras
Tres meses después, Lorena describe cambios concretos: volvió a disfrutar de actividades cotidianas, como salir a tomar un helado o maquillarse, cosas que antes le resultaban imposibles. Su testimonio refleja no solo una transformación médica, sino emocional. Aunque el proceso de recuperación continúa (pues los efectos pueden tardar hasta dos años en consolidarse), hoy se muestra más fuerte y optimista.
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